Es fácil perderse en los detalles. Creo necesario ahora revisar algunos asuntos básicos, sin escrúpulos ni pelos en la lengua para decir las cosas como se debe. Vamos por partes:
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| It is easy to get lost in the details. I see it is now necessary to review some basic matters, without any hesitating or wavering, to say things straightforwardly. Lets proceed point by point: |
- El pueblo elegido: el pacto entre Di-s y el pueblo judío
Am Israel, el pueblo judío, es el pueblo elegido por Di-s. Es patético que quienes más nos lo hagan recordar sean nuestros aborrecedores. Y estos, nadando en un mar de ignorancia y mala información, solo expresan una visión torcida y tergiversada del asunto.
El pueblo judío fue elegido por Di-s para una misión clave en el esquema de la creación: servir a Di-s mediante el cumplimiento de los 613 preceptos (en hebreo: mitzvot, מִצְוֹת), y ser la luz de las naciones. Para esto Di-s nos dio los elementos que necesitamos: nos abasteció de un alma judía particular, creada de la esencia de Si Mismo (véase el inicio del segundo capítulo del Séfer Likutei Amarim Tanya). Desde los días de Abraham circuncidamos a nuestros hijos como señal del pacto que el primero de los patriarcas hizo con Di-s. En ese mismo pacto quedó establecido nuestro vínculo eterno con la tierra de Israel.
Ese pacto, y ese vínculo, ha sido heredado de generación en generación, desde los tres patriarcas, hasta nuestros días. El vínculo judío con la tierra de Israel jamás ha sido quebrado. Aun en la más oscura hora del exilio, en el lugar más perdido y lejano, el judío recuerda a Sión, ruega al Cielo por su reconstrucción, y por el reestablecimiento de la soberanía de su pueblo sobre esa, su verdadera patria. Tres veces al día, al recitar la plegaria, el judío torna su rostro hacia Jerusalén, la ciudad sagrada y eterna capital. |
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The Chosen People: The Covenant Between G-d and the Jewish People
Am Yisrael, the Jewish people, are G-d’s chosen nation. It is pathetic that those who bring it to our attention the most are those who hate us. And they, swimming in a sea of ignorance and bad information, only express a view that is both, twisted and distorted. The Jewish people were chosen by G-d for a key mission in the scheme of creation: to serve G-d through the fulfillment of the 613 commandments (in Hebrew: Mitzvos מִצְוֹת), and to be a light unto the nations. For this, G-d gave us all the elements that we need: He provided us with a unique Jewish soul, which He created from His own essence (see the beginning of the second chapter of the Sefer Likutei Amarim Tanya). From the time of Abraham we circumcise our children as a sign of the covenant that the first of the forefathers made with the Almighty. That very same covenant established our eternal link with the land of Israel.
The covenant and the link were inherited from generation to generation, from the three forefathers to our day. The Jewish ties with the land of Israel have never been broken. Even in the darkest hour of the exile, in the farthest and most remote of places, the Jew recalls Zion, and asks the Heavens for its reconstruction and for the reestablishment of the sovereignty of his people to their true motherland. Three times a day, while reciting his prayers, the Jew turns his face toward Jerusalem, the sacred city and eternal capital. |
- La Tierra de Israel y los judíos: ¿ideología laica o deber religioso?
Hay quienes, en su patética ignorancia, creen que todo empezó con Herzl. No saben, pobrecitos, que muchos años antes de que don Teodoro pensara siquiera en escribir El Estado Judío, el rav Kalischer ya había publicado Drishat Tzión, defendiendo firmemente el concepto del retorno físico del pueblo judío a la santa Tierra de Israel, y que esto debería suceder antes de la venida del Mashíaj.
Herzl bien podría haber optado por crear en Uganda o en la Argentina su “hogar nacional judío”, como propuso de manera alternativa. Pero el judío sabía distinguir entre un mero transplante más en el exilio, y el Retorno a la patria, a Eretz Israel. Eso fue lo que marcó la diferencia. Durante los siglos del exilio, el judío nunca olvidó a Sión. ¿Como podría olvidar un elemento tan importante de su pacto ancestral con Di-s? Ese es el verdadero sionismo, y sin esa verdad Herzl no habría sido sino una breve nota al pie de página en algún oscuro y rebuscado volumen de curiosidades históricas.
A pesar del exilio impuesto sobre el pueblo judío, y a pesar del tiempo y la distancia, el judío nunca dejó atrás su vínculo con la Tierra Prometida. Todo judío que haya recitado siquiera una sola vez en su vida sus plegarias con sinceridad de corazón, ha rogado por el retorno de su pueblo a la tierra de Israel, por la reconstrucción de Jerusalén, del Templo, por la Redención y por la verdadera paz, la Paz Divina. |
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- The Land of Israel and the Jews: Secular Ideology or Religious Duty?
There are those who, in their pathetic ignorance, believe that it all began with Herzl. They do not know, poor souls, that many years before Mr. Theodor even thought of writing The Jewish State, horav Kalischer had already published Drishat Tzion, defending firmly the concept of the physical return of the Jewish people to the Holy Land of Israel, and that this should happen before the arrival of the Moshiach.
Herzl could well have opted to create his Jewish National Home in Uganda or in Argentina, as he alternatively proposed. But the Jew knew how to differentiate between merely another uprooting in exile, and the Return to the motherland, Eretz Israel. That was what marked the difference. Throughout centuries of exile, the Jew never forgot Zion. How could he forget such an important element of his ancient covenant with G-d? That is the true Zionism, and without that truth Herzl would have been but a brief footnote in dark and farfetched volume of historical curiosities.
Despite the exile imposed on the Jewish people, and despite the time and the distance, the Jew never left behind his link with the Promised Land. Every Jew that has recited even once in its lifetime his prayers with sincerity of the heart, has asked for the return of his people to the land of Israel, and for the reconstruction of Jerusalem, of the Temple, for the Redemption and for the true peace, the Divine Peace. |
Responsabilidades, obligaciones, y la continuidad de los judíos
l judío es responsable por el cumplimiento de las obligaciones y preceptos de Di-s. Es imposible cumplir con la lista entera de las 613 mitzvot sin el retorno del judío a su tierra Israel, sin la redención y la Reconstrucción del Templo de Jerusalén.
El judío debe permanecer como tal, no debe perder su identidad ni asimilarse en las culturas del mundo. El judío debe velar por su pueblo, debe asegurarse de la continuidad judía por medio de sus descendientes, y no debe jamás apartarse de sus obligaciones.
El judío es siempre judío, y no debe nunca avergonzarse de serlo. No debe, jamás, negar el pacto con Di-s que tiene por herencia ancestral desde los remotos días de Abraham, Isaac y Jacob.
¡Que se vayan a la porra quienes nos acusan de complejos de inferioridad y/o superioridad! Somos, simplemente, responsables por la pesada carga que tenemos sobre nuestros hombros. No vamos a dejar que nos destruyan, o que nos arrebaten lo que es legítimamente nuestro.
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Responsibilities, Obligations, and the Continuity of the Jews
The Jew is responsible for the fulfillment of the obligations and precepts of G-d. It is impossible to comply with the entire list of the 613 mitzvos without the return of the Jew to Israel, his land, without the Redemption and the reconstruction of the Jerusalem Temple.
The Jew must remain as such. He must neither lose his identity, nor assimilate into the cultures of the world. The Jew should keep watch over his people and insure Jewish continuity through his descendants, and must never depart from his duties.
A Jew is always a Jew, and must never be ashamed to be so. He ought never to deny the covenant with G-d that he has as a heritage since the forgone days of Abraham, Isaac and Jacob.
To heck with those who accuse us of inferiority and/or superiority complexes! We are simply responsible for the heavy burden that we carry on our shoulders. We are not going to let anyone destroy us, or snatch away from us that which is legitimately ours.
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- El judío frente a las naciones del mundo
Para con el gentil, el judío debe ser “una luz a las naciones”, como decía Isaías (42:6). El judío debe enseñar al mundo el pacto que toda la humanidad, descendiente de los hijos de Noé, tiene para con Di-s, y de los Siete Preceptos Universales (noájides) que este pacto acarrea. Si el judío defiende su potestad sobre la Tierra de Israel, lo hace con pleno derecho, y lo que defiende es una necesidad vital. El rendir terreno alguno de la tierra concedida por Di-s es una flagrante invitación al derramamiento de sangre judía, porque cada codo cuadrado de Eretz Israel está ligado a una vida judía. El siquiera hablar de entregar terreno alguno pone en peligro la vidas de judíos por doquier, sea dentro o fuera de la Tierra de Israel.
Esta tesis, brillante y elocuentemente pronunciada por el Rebe de Lubávitch hace ya casi cuatro décadas, es una realidad tangible, y resulta más evidente hoy que nunca antes. Los “diálogos de paz” de la última década y media, y las trágicas y garrafalmente equivocadas concesiones territoriales – por muy “unilaterales” que puedan ser – han desembocado en la guerra. Aun quienes de algún modo obtuso consigan ver el debacle de la incompetencia de Olmert en el conflicto del Líbano como una victoria para Israel, no pueden negar que un millón de Israelíes abandonaron sus hogares por el temor – o la prudencia – de salirse del camino de los misiles Katiusha. |
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- The Jew Before the Nations of the World
Before the gentiles, the Jew is to be “a light unto the nations”, as Isaiah said (42:6). The Jew must teach the world the covenant that all mankind, descendants of the children of Noah, have with G-d, and the Seven Universal (Noahide) Laws that this covenant contains. When the Jew defends his legitimate possession of the Land of Israel, he does so with full right, and what he defends is a vital need. Yielding any part of the land granted by G-d is a flagrant invitation to the spilling of Jewish blood, because every square cubit of Eretz Israel is connected with a Jewish life. Even speaking of conceding any land endangers the lives of Jews everywhere, both in and outside the Land of Israel.
This thesis, brilliantly and eloquently pronounced by the Lubavitcher Rebbe almost four decades ago, is today a tangible reality, and becomes even more evident now than ever before. The “peace talks” of the last fifteen years, and the tragic and terribly mistaken territorial concessions – however “unilateral” they may have been – have lead us into war. Even those who, in some twisted way, manage to see the fiasco of Olmert’s incompetence during the Lebanon War as a victory for Israel, cannot deny that a million Israelis abandoned their homes due to fear – or sound judgment – getting out of the way of the Katyusha missiles. |
- Responsabilidades y obligaciones del gentil
¿Y que hay con los gentiles? Los no judíos, sea que estén en el Medio Oriente, y en cualquier otro lugar del mundo, tienen también un compromiso con Di-s, un conjunto de mitzvot a cumplir. Las Siete Leyes Universales, o mitzvot noájides, son el camino a seguir para todos los seres humanos
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- Responsibilities and obligations of the gentile
And what about the gentiles? The non-Jews, whether in the Middle East or in any another place of the world, also have a commitment with G-d, a set of mitzvos with which to comply. The Seven Universal Laws, or Noahide Mitzvos, are the way to go for all human beings. |
- Un gobierno judío para el Estado Judío
Otro asunto mal entendido, por no decir completa y maliciosamente tergiversado, es el de la urgencia de modificar el sistema de gobierno de Israel. Israel es el único país del mundo cuyo propósito desde la primera propuesta de su creación ha sido, y continua siendo hoy, el Estado Judío. Para esto, Israel debe ser un país propiamente judío, cuyo gobierno debe ser claramente judío. Israel no está allí para ser “un país de todos sus ciudadanos”, mientras su ciudadanía sea una mezcla de judíos y gentiles. Tal concepto, al que tan fuertemente se ha arraigado los “humanistas” y los liberales, encierra una condena de muerte al concepto del estado judío: si la población llegase a ser mayoritariamente gentil, y el sistema de gobierno auténticamente democrático, el país dejaría de ser Israel. Así de simple. ¿Propongo entonces una tiranía religiosa? No. Eso es lanzarse atolondradamente a conclusiones, sin antes distinguir entre el análisis de un problema y la propuesta a su solución.
Un gobierno de coerción religiosa duraría poco, y no ganaría una verdadera influencia en la población general de Israel – ni siquiera en la población judía. Es más: ningún partido político religioso en Israel posee un plan de gobierno. Los partidos políticos minoritarios en Israel cumplen con la función que en los Estados Unidos cumplen los lobbies: sirven a los intereses de un grupo determinado, no les concierne el efecto que puedan tener sobre el resto de la población, y su agenda política no incluye realmente el llegar a gobernar.
Sería mejor que no hubiese partidos políticos. Pero, dado que los hay, sería mejor contar con un partido orientado a gobernar, con una política clara de mantener al país como el único Estado Judío del mundo, y que no vuelva a cometer los errores garrafales de gobiernos anteriores: ¡No más concesiones territoriales a quienes tienen por razón de ser y objetivo supremo el asegurar nuestra destrucción! |
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- A Jewish Government for the Jewish State
Another poorly understood, not to say completely and maliciously distorted, subject is that of the urgency to modify the system of government in Israel. Israel is the only country in the world whose purpose, from the first proposal for its creation has been, and continuous to be today, the Jewish State. For this, Israel should be a properly Jewish country, whose government should be clearly Jewish. Israel is not there to be “a country of all its citizens,” while its citizenry is a mixture of Jews and gentiles. Such a concept, to which Liberals and “humanists” so steadfastly hold, imposes a death sentence for the notion of a Jewish State: if the majority of the population got to be gentile, and the system of government authentically democratic, the country would cease to be Israel. That simple.
Do I, then, propose a religious tyranny? Not so. That would be jumping hastily to conclusions, without before distinguishing between the analysis of a problem and the proposal for its solution.
A government of religious coercion would last a short time, and would not gain true influence on the general population of Israel – not even on the Jewish population. Moreover: no religious political party in Israel possesses a plan of government. Minority political parties in Israel fulfill a role played by lobbies in the United States: serving the interests of a specific group, without concern for the effect that they may have on the rest of the population, and their political agenda does not include a prospect to govern. It would be better if there were no political parties. But, given that there are, it is desirable to count on a party oriented to govern, with a clear policy of keeping the country as the only Jewish State in the world, and of not ever again committing the terrible errors of previous governments: No more territorial concessions to those whose supreme purpose and reason of existence is to insure our destruction!
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- Sheleimut HaAretz: la entereza de la Tierra de Israel
Un elemento esencial en el juego de responsabilidades del judío es el de la integridad. No se trata solamente de una integridad moral, aunque esta es en verdad una parte fundamental de este concepto. La triple integridad que el judío lleva sobre sus hombros es la integridad de su pueblo, de la Torá, y de la sacra tierra de Israel. En hebreo esto es llamado שלימות העם, שלימות התורה, ושלימות הארץ. Sobre este tema no hay mejor expositor entre todos los sabios del pueblo judío que el Rebe de Lubávitch.
Muchos eruditos han enfocado el tema desde un punto de vista meramente ideológico. A esto, se suscitó una brecha que divide al campo observante en dos sectores: el del sionismo religioso, y el del antisionismo. Para los primeros, El Estado de Israel es, de por si, el Inicio de la Redención. Tal concepto está claramente expresado en la plegaria que el Rabinato Mayor de Israel compuso durante la Guerra de Independencia, en las palabras ראשית צמיחת גאלתינו, “inicio de nuestra redención”, que acompañan a la mención del Estado de Israel en esa plegaria.
Por el otro lado, una sección importante del mundo judío observante se rehúsa a pronunciar esa plegaria. Si bien la tenencia judía de la Tierra de Israel ha de llevar a la redención, el Estado en si no es sagrado. Es más, la continua insistencia en definirlo como un estado moderno, humanista, universal, y como el estado de todos sus ciudadanos, amenaza gravemente en hacer de lado con la mismísima fundación del Estado Judío. Repito: si la mayoría de los ciudadanos políticamente activos de Israel fuesen gentiles – cosa que bien puede estar en camino a suceder – el Estado de Israel dejaría de ser, tal y cual, el Estado de Israel. Aun más, el Estado que traiciona a sus ciudadanos judíos que, en su mejor entender de la observancia judía, cumplen con el deber judío de asentarse en toda la Tierra de Israel... ese estado es más que profano. Una minoría en el mundo judío observante exige la destrucción del Estado de Israel para reemplazarlo por un país árabe. Para esta minoría, caracterizada por una secta llamada Neturei Karta, el pecado del sionismo político – sea religioso o laico – no es rescatable de modo alguno. Sin embargo la legitimidad de esta visión es, por lo menos, cuestionable. Para el Rebe, el asunto no es ideológico. Se trata meramente de una cuestión de supervivencia. Es un asunto de vida o muerte.
El Estado de Israel cumple una función temporaria, o por lo menos debe cumplirla. Si este dejase de existir, especialmente de la manera repentina como los Neturei Karta piden, la debacle sería catastrófica. Toda concesión de territorio sagrado – la Tierra de Israel es indiscutiblemente sagrada – tiene repercusiones directas en la integridad física del pueblo judío. Por lo tanto el deber del Estado de Israel es el proteger a la Tierra de Israel y mantenerla en manos judías hasta la venida del Mashíaj y de la Redención. |
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- Sheleimus HaAretz: the Wholeness of the Land of Israel
An essential element in the set of responsibilities of the Jew is that of integrity. It is not only about a moral integrity, although this is indeed a fundamental part of this concept. The triple integrity that the Jew carries on his shoulders is the integrity of his People, of the Torah, and of the Holy Land of Israel. In Hebrew this is expressed as שלימות העם, שלימות התורה, ושלימות הארץ. On this subject there is no better spokesman among all the sages of the Jewish people than the Lubavitcher Rebbe.
Many scholars have approached this subject from a merely ideological point of view. Due to this, a gap was forged, dividing the religious camp into two sectors: that of religious Zionism, and that of anti-Zionism. For the earlier, The State of Israel is, in-and-of-itself, the Beginning of the Redemption. Such a concept is clearly expressed in the prayer that the Chief Rabbinate of Israel composed during the War of Independence, in the words ראשית צמיחת גאלתינו, “the beginning of our redemption”, that go along with the mention of the State of Israel in that prayer.
On the other hand, an important section of the Jewish religious world refuses to recite that prayer. Though the Jewish possession of the Land of Israel should lead to the Redemption, the State per se is not holy. Moreover, the continuous insistence in defining it as a modern state, humanist, universal, and as the state of all its citizens, seriously threatens to do away with the very foundations of the Jewish State. I repeat: if the majority of the politically active citizens of Israel were gentiles – which may very well be on the way to happening – the State of Israel would cease to be, as such, the State of Israel.
Moreover, the State that betrays its Jewish citizens that, in their best understanding of Jewish observance, fulfill the Jewish duty to settle in all the Land of Israel... that state is more than unholy.
A minority in the observant Jewish world demands the destruction of the State of Israel, to replace it with an Arab country. For this minority, characterized by a sect known as the Neturei Karta, the sin of political Zionism, whether religious or secular, is unsalvageable in every way. Yet, the legitimacy of this view is, to say the least, questionable.
For the Rebbe, this is not an ideological issue. It is, rather, a question of survival. It is a matter of life and death.
The State of Israel fulfils a temporary function, or at least should fulfill it. If Israel were to cease to exist, especially in the sudden way that the Neturei Karta demand, the ensuing disaster would be catastrophic. Every concession of sacred territory – the Land of Israel is indisputably holy – has direct repercussions on the physical integrity of the Jewish people. It is, thus, the duty of the State of Israel to protect the Land of Israel and to keep her in Jewish hands until the coming of Moshiach and the Redemption
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- Causa y efecto
Así pues, la idea detrás de la política de “territorios por paz” nunca ha partido de una premisa real. Su racional es el mismo de aquella absurda exposición lógica que concluye en que los chanchos vuelan: si todos los animales alados vuelan, y los chanchos tienen alas, entonces los chanchos vuelan – una conclusión lógica basada en premisas erróneas. Ciertamente, ni todos los animales alados vuelan, ni los puercos poseen alas. Y ciertamente, las concesiones territoriales de sucesivos regimenes en Israel no han producido paz alguna, y en vez de eso han fortalecido y envalentonado al delirio árabe de destruir a Israel y “arrojar a los judíos al mar”. El Rebe advirtió sobre tal racionamiento erróneo desde que este empezó a surgir en las mentes de los políticos israelíes. La primera advertencia fue a los pocos días de la victoria de la Guerra de los Seis Días. Aun antes de que se pronunciara la idea de que los territorios liberados pudiesen ser usados en negociaciones futuras como un elemento de trueque a cambio de la paz, el Rebe anunció que el mero hablar del asunto pondría a vidas judías en peligro. Hoy esto no es más un concepto abstracto o profético. Es una realidad a ser contemplada en el curso de hechos de los últimos años. Israel ha sufrido levantamientos árabes – guerras libradas desde el interior de Eretz Israel por un enemigo que se supo abrir camino. Un enemigo en el Caballo de Troya bajo la cubierta de una ilusión, ese mal llamado “proceso de paz”, y ha de tal modo le fue permitido montar a lo largo de Israel hacia la mismísima Jerusalén. Israel acaba de sufrir una guerra que, por primera vez en su historia, sembró el pánico sobre un millón de sus habitantes en toda la región norte del país. Todo por el haber concedido territorios. En concreto, la retirada del Líbano en el año 2000, y la rendición de Gush Katif el año pasado, dieron lugar a que se levantaran enemigos aun peores que los que previamente habían amenazado a Israel. Hamás tomó el poder completamente sobre los árabes de los territorios – ¡Que error tan grave fue el darles autonomía en un primer lugar! – y Hizbalá se instaló en el sur del Líbano con armamentos demoníacos que ha costado sangre judía confrontar.
Al mando de nuestros enemigos se levanta hoy el régimen de Irán, cuyo presidente no hace esfuerzo alguno en ocultar sus verdaderas intenciones: borrar a Israel del mapa. |
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- Cause and Effect
Hence, the idea behind the policy of “land for peace” simply does not begin from a true premise. Its rationale is the same as that of the absurd logical expounding that concludes that pigs fly: if all winged animals fly, and pigs have wings, then pigs fly – a conclusion based on wrong premises.
Certainly, all winged animals do not fly, nor do pigs possess wings. And certainly, the territorial concessions of successive governments of Israel have not produced any peace. Instead, they have strenghtened and encouraged the Arab delirium of destroying Israel and “throwing the Jews into the sea.”
The Rebbe warned of such erroneous rationale from the moment it started to arise in the minds of Israeli politicians. The first warning came a few days after of the victory of the Six Day War. Even before the announcement of the idea that the Liberated Territories could be used in future negotiations as a bargain element in exchange for peace. The Rebbe warned that even speaking of such matters would place Jewish lives in danger.
Today this is no longer an abstract or prophetic concept. It is a reality to be contemplated along with the course of events of recent years. Israel has suffered Arab uprisings – wars fought from within the interior of Eretz Israel by an enemy that has learned to force its way. They have mounted a Trojan Horse concealed by an illusion, that misnomer of a “peace process,” and have thus been allowed to ride throughout Israel and straight toward Jerusalem itself. Israel has just suffered a war that, for the first time in its history, drove a million of its inhabitants in the entire northern region of the country into panic. All this, due to territorial concessions.
In concrete, the retreat from Lebanon in 2000, and the surrender of Gush Katif a year ago, gave place to the rise of even worse enemies than those which had threatened Israel before. Hamas rose to complete power over the Arabs of the territories – what a serious mistake it was to give them autonomy in the first place! – and Hizballah positioned its hosts in the south of Lebanon with demonic weaponry. Confronting them has been paid with Jewish blood.
In command of our enemies stands today the hate-mongering regime of Iran, whose president makes no effort to hide his true intentions: to erase to Israel from the map. |
- Conclusión: ni crueldad ni fascismo, sino la mayor de las piedades
El pueblo judío y el Estado de Israel deben protegerse mutuamente. Es el deber de todo judío el exigir que Israel no vuelva a cometer la barbaridad de conceder territorios al enemigo. Es el deber de todo judío el oponerse con todo lo que le sea posible a todo gobierno que se atreva a insistir en semejante aberración. Dice en el Zohar que “aquel que es piadoso con los crueles, acaba siendo cruel con los justos”. Para que Israel sea el país de los judíos, no debe jamás acometer contra su heroica y sacrificada población judía de los territorios liberados. Todo lo contrario, Israel debe defender y proteger a esa población con todas sus capacidades. La amenaza enemiga solo puede ser encarada atacándola. El enemigo que procura nuestra destrucción como objetivo supremo no podrá ser apaciguado con un aperitivo territorial. Es ese enemigo al que hay que expulsar – y no al sacrificado y fiel poblador judío. El Estado de Israel debe educar a su población judía sobre lo que es el ser judío. No propongo coerción religiosa, que es por lo demás totalmente contraproducente, sino el encontrar la forma de inculcar valores auténticamente judíos en la población judía general. Todo judío que aprenda a amar al judaísmo será el mejor defensor de su pueblo, de su patria, y de su Torá. |
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- Conclusion: Neither Cruelty, Nor Fascism, but the Greatest of Loving-Kindness
The Jewish people and the State of Israel must protect each other. It is the duty of every Jew to demand that Israel shall not commit again the barbarity to grant territories to the enemy. It is the duty of every Jew to oppose in every possible way every government that dares to insist on similar aberrations.
It says in the Zohar that “he who is merciful with the cruel, will end up being cruel with the merciful.” In order for Israel to be the country of the Jews, it must never commit an attack against the heroic and sacrificed Jewish population of the Liberated Territories. On the contrary, Israel must defend and protect that population with all its might. The threat posed by the enemy can only be confronted by attacking it. The enemy that seeks our destruction as its supreme goal shall never be appeased with a territorial gesture. That is the enemy that must be expelled – and not the sacrificed and faithful Jewish settler.
The State of Israel ought to educate its Jewish population about what it is to be Jewish. I do not propose religious coercion, which is most certainly counterproductive, but rather, to find the way to instill authentically Jewish values in the general Jewish population. Every Jew that learns to love Jewishness shall be the best defender of his people, of his country, and of his Torah. |
No hay mayor amor que el amor de Israel אהבת ישראל – – y a su debido tiempo todos, judíos y gentiles, sabrán apreciarlo y retribuir con la paz. Aun más, al abrir los ojos el judío podrá vislumbrar al Mashíaj, que acaba de voltear la esquina, y se dirige apresuradamente hacia nos. |
| There is no greater love that the love of Israel אהבת ישראל – – and in due time all, Jew and gentile, shall learn to appreciate this and to reciprocate with peace. Moreover, upon opening his eyes the Jew shall be able to glimpse Moshiach, who has just turned the corner, and is hastily heading our way. |