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Wednesday, August 03, 2005

¿Qué está en juego? / What Is At Stake?

Respuesta a un artículo de Isi Winicki, del website de Por Israel, en el que expresa el asunto de la Desconexión solamente en torno al punto de vista de cuatro Israelíes hipotéticos.

El asunto va mucho más allá, y es mucho mas profundo, que el valor oportunista y de momento del Plan de Desconexión. Tiene que ver con el valor del sionismo y del Estado de Israel.

- ¿Es el rol de Israel ser "reshit smijat gueulatenu"?

De ser así, habría que ver como es posible que el "comienzo de la redención" se nulifique a si mismo permitiendo el establecimiento de una entidad soberana gentil en el seno de la tierra de Israel, cuya existencia contradice el legitimo reclamo judío sobre la tierra. Por otro lado, si lo que precede a la redención es simplemente la soberanía y posesión judía sobre la Tierra de Israel, el valor del Estado de Israel yace meramente en torno a su cumplimiento o a su falta de cumplir con este rol.

-¿Tiene el gobierno la autoridad real de contradecir el dictamen Divino?

Las principales autoridades rabínicas judías se han manifestado, de algún modo u otro, en contra del plan de Desconexión. Sin embargo el terco dictador en el que Sharón se ha convertido insiste en proceder con el plan, llueva o truene. Pero la pregunta está abierta a la conciencia moral de aquellos a quienes se les ordena ejecutarlo.

- ¿Qué define el significado de Eretz Israel: el oportunismo político moderno, o los valores inmortales y ancestrales del judaísmo?

El sionismo, aun en sus vertientes más laicas, tuvo siempre un sentido religioso: procuraba materializar el anhelo de la fe judía de retornar a la tierra de Israel, reconstruirla, y repoblarla con judíos después de casi dos milenios de exilio. Herzl lo dijo claramente, en sus más célebres palabras: “Si lo queréis, no será una leyenda”. La realización de este anhelo, sin embargo, implicó un sacrificio enorme, claramente guiado por el idealismo, y que contradecía fundamentalmente el oportunismo político.

Hoy la pregunta se presenta de nuevo: el sacrificio enorme de quienes, a pesar de los incesantes ataques del terrorismo árabe, desean permanecer en sus hogares, versus el oportunismo de régimen que, en su mejor apología, solo consigue argumentar la conveniencia oportunista del momento.

- ¿Dónde está Eretz Israel?; ¿Una Uganda en el Levante, o Eretz Israel soberana?

El pueblo judío esperó y rezó por dos milenios por el retorno a Eretz Israel. No a Uganda, ni a las pampas argentinas, ni a Madagascar, ni a Biro-Bodyán. ¡A Eretz Israel! Siempre se entendió que esta Eretz Israel a la que se habría de retornar sería aquella de la que nuestros ancestros fueron expulsados: la misma Eretz Israel en al que ellos vivían hasta la destrucción del Segundo Templo. Esta Eretz Israel, incluso en su carácter de protectorado romano, incluía tanto lo que hoy es Gush Katif como toda Samaria y Judea. Su capital era, indiscutiblemente, Jerusalén. Por eso es que el moderno Israel no se quedó satisfecho con su capital provisional de Tel Aviv en 1948, y en cuanto fue posible la estableció en Jerusalén. Y por eso el ejército de Israel, con esfuerzos sobrehumanos y clara intervención Divina, recuperó el territorio legítimo de Eretz Israel en la Guerra de los Seis Días.

El retroceso a fronteras de antes de 1967, iniciado por el plan de Desconexión y demarcado por la Hoja de la Ruta, implica regresar a la provisionalidad e inseguridad del periodo transitorio de 1948 - 1967. Quienes defienden el Plan, generalmente, creen en un país para judíos, pero no en un Estado Judío propiamente dicho. Ven a Israel simplemente como un accidente geográfico que bien podría haber sido reemplazado por los planes de cumplir el sueño de Herzl en Uganda o en la Argentina. Sostienen la extensión de ideales de los asimilados judíos de Europa: democracia y/o socialismo, cultura universal, etc… todo menos el judaísmo como centro de nuestras vidas. De allí que crean que la Eretz Israel que se nos consagró por mandato Divino pueda ser reemplazada por otra que, por sus méritos materiales, pueda ganarse el permiso a existir frente al Yugo de las Naciones.

Por el otro lado, mantener la soberanía física sobre TODA Eretz Israel implica que la conexión entre esta, y todos y cada judío, implica que la potestad judía sobre la tierra tiene un significado diferente, y trascendente, que va por encima de todo poder o mandato en el mundo: el Mandato Divino. El más estudiado de los comentaristas rabínicos, Rashi, explica en el primer párrafo de su comentario de la Torá, que la razón por la cual la Tora empieza con la narrativa de la creación y no con los preceptos y mandamientos de la fe judía es, simplemente, para que los gentiles puedan entender que “toda la tierra es potestad Divina, y Él que la creó se la dio a los gentiles, y se la quitó a los gentiles para dárnosla a nosotros”. Eretz Israel no le pertenece ya, pues, ni a los canaaneos de la antigüedad, ni a los árabes “palestinos” de hoy, sino a los judíos del mundo, estén donde estén.

Lo que se defiende, pues, al oponerse al Plan de Desconexión, va mucho más allá de la opinión y de las anécdotas de vida de los residentes de uno u otro lado de la “línea verde”.


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Reply to an article written (in Spanish) by Isi Winicki, on Por Israel’s website, in which he presents the subject of Disengagement only in terms of the point of view of four hypothetical Israelis.
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The matter goes a lot further, and deeper, than the opportunistic and momentary value of the Disengagement Plan. It has to do with the value of Zionism and of the State of Israel.
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- Is Israel’s role to be “reshit smichat geulatenu”?
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Were this the case, we would need to confront the question of how is it possible that the very beginning of redemption works to nullify itself by allowing the establishment of a gentile sovereign entity in the heart of the Land of Israel, the existence of which would contradict the legitimacy of the Jewish claim over the land. On the other hand, if what precedes Redemption is merely Jewish sovereignty and possession over the Land of Israel, the value of the State of Israel lies only upon its fulfillment (or lack thereof) to comply with this role.

- Does the government have legitimate authority to contradict Divine ordinace?
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The main rabbinical authorities have declared themselves, one way or another, against the Disengagement Plan. Nevertheless this stubborn dictator in which Sharon has turned insists on going ahead with the plan, by hook or by crook. Yet, the question remains open to the moral conscience of those to whom the orders to carry it out are given.
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- What defines the meaning of Eretz Israel: modern political opportunism, or the ancient and immortal values of Judaism?
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Zionism, even in its most secular streams, always had a religious sense: it attempted to materialize the longing of the Jewish faith to return to the land of Israel, to rebuild her, and repopulate her with Jews after of almost two millenniums of exile. Herzl said it clearly, in its most famous words: If you will it, it shall not be only a dream. The realization of this yearning, nevertheless, required an enormous sacrifice, clearly guided by idealism, which fundamentally contradicted political opportunism.
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Today the question is presented to us anew: the enormous sacrifice of those who, in spite of the incessant attacks of Arab terrorism, wish to remain in their homes, versus the opportunism of a regime that, even in its best apologies, can only argue the convenience of momentary opportunism.

- Where is Eretz Israel?; Is it a Uganda in the Levant, or a sovereign Eretz Israel?
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The Jewish people hoped and prayed throughout two millenniums for their return to Eretz Israel. Not to Uganda, not to the prairies of Argentina, not to Madagascar, and not to Biro-Bidjan. To Eretz Israel! They always understood that the Eretz Israel to which they would return would be the same one from which our ancestors were expelled: the same Eretz Israel in which they lived before the destruction of the Second Temple. This Eretz Israel, even under the status of a Roman protectorate, included what today is Gush Katif, as well as all of Samaria and Judea. Her capital was, indisputably, Jerusalem. That is the reason why modern Israel was not satisfied with a provisional capital in Tel Aviv back in 1948, and as soon as it was possible established it in Jerusalem. And therefore the army of Israel, with superhuman efforts and clearly Divine intervention, recovered the legitimate territory of Eretz Israel in the Six-Day-War.
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The return to the borders of before of 1967, initiated by the Disengagement Plan and outlined by the Route Map, implies going back to the insecurity and uncertainty of the transitory period of 1948 - 1967. Those that defend the Plan, generally speaking, believe in a country for the Jews, but not in a proper Jewish State. They see Israel simply as a geographic accident which could well have been fulfilled, instead, with the alternative plans that would have complied with the dream of Herzl in Uganda or in Argentina. Those who defend the plan hold on to the continuation of the ideals of the assimilated Jews of Europe: democracy (whatever that means!) and/or socialism, universal culture, etc.; all except having Yiddishkeit as the center of our lives. Hence, they believe­ that that Eretz Israel which was consecrated to us by Divine decree could be replaced for another that, by virtue of her material merit, could somehow win-over a permission to exist from the Yoke of the Nations.

On the other hand, maintaining physical sovereignty over ALL of Eretz Israel implies that the connection between her and each and every Jew, as well as the Jewish property of the Land has a different meaning, a significant one, one that reaches above every other power or mandate in the world: Divine Mandate. The most learned rabbinical commentary on the Toray, that of Rashi, teaches us in its very first paragraph that the reason of why the Torah begins with the narrative of the creation and not with the precepts and commandments of the Jewish faith is, only, so that the gentiles can understand that “the whole Earth belongs to G-d, and He gave it [the Land of Israel] to the gentiles, and took then took it from them in order to give it to [us] Jews.” Hence, Eretz Israel belongs neither to the Canaaneans of antiquity, nor to the “Palestinian” Arabs of today, but to the Jews of the world, wherever they may be.

What is defended, therefore, when one opposes the Disengagement Plan, goes way beyond the opinions and life-anecdotes of the residents of either side of the Green Line.

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